Otras religiones son posibles

Tissa Balasuriya

 

   
 

 

No nos referimos a otras religiones nuevas, sino a unas «religiones otras», a las mismas religiones actuales, pero transformadas, convertidas. «Otras religiones» son posibles, para el «otro mundo posible».


Las religiones tienen que ver con el esfuerzo humano por buscar la significación última de la vida, de sus orígenes y de su destino. Las religiones motivan a los seres humanos hacia el bien –para las personas y las comunidades-, inspirándolos hacia lo que les hace felices y los realiza.


Consenso en los valores centrales
El hinduismo es una búsqueda de lo divino en las relaciones humanas y terrestres. Las tradiciones hindús tienen una enseñanza de desprendimiento, liberación de la ignorancia y del engaño, respeto a la vida, la paz, la no-violencia, meditación, sabiduría y culto del Dios transcendente y presente en toda la realidad. La tradición hindú también incluye la posibilidad de una pluralidad de dioses con diferentes relaciones humanas.
Podemos ver cuán cercanos están estos valores hinduistas a las enseñanzas de Jesús de que Dios es amor y noso-tros debemos amarnos unos a otros. Un amor que debe darse realmente en el servicio a los necesita-dos y opri-midos. Su enseñanza básica es no violencia, ternura y genuino amor en las relaciones sexuales, templanza en el uso del alimento y de la bebida, y desprendimiento de la posesión de las cosas mate-riales. Las bienaventuranzas y los mandamientos contienen un mensaje similar. Ser discípulo de Jesús es un camino de liberación de la persona y de construcción del Reino de Dios, en el que todos comparten en la abundancia, en vez de la injusticia y la explotación de unos por otros.
Es de subrayar la gran coincidencia que se da entre los cinco preceptos básicos del budismo y el mandato de Jesús de amar a Dios y al prójimo, aunque estén expresados en un contexto cultural distinto.
El islam es un mensaje de monoteísmo: Dios es uno, misericordioso y compasivo. El islam enseña sumisión a Alá, oración diaria, penitencia, ayuno especialmente durante el mes del Ramadán, compartir en comunidad, con especial preocupación por los necesitados, la distribución del Zaqat y la peregrinación a La Meca. El islam enseña la unidad de la Humanidad, unidad en la diversidad, paz y libertad de conciencia.
Los valores centrales de estas cuatro religiones mun-diales son similares en relación a sus enseñanzas éticas. Todas ellas abogan por el cuidado amoroso y preocupa-ción por los otros, especialmente por los necesitados. Las religiones predican amor universal, ternura, compasión, perdón, verdad, igualdad, justicia, no violencia y paz. Sus diferencias conciernen a la forma de explicar los temas del origen y destino tanto del universo como de la vida humana. Ello se debe a sus presupuestos filosóficos y a las doctrinas que a partir de ellos evolucionaron, y de la influencia de diferentes grupos de poder. Las dife-rencias parecen mayores debido a los distintos lenguajes, culturas, formas de expresión y categorías mentales.
El hinduismo ha mostrado una gran tolerancia hacia las otras religiones y ha inspirado la no violencia, como testimonió M. Gandhi. El budismo es atractivo por su humanismo meditativo, su sentido de igualdad social y su respeto a la libertad religiosa en el camino de liberación. El cristianismo ha inspirado mucho servicio social y mucha acción humana de liberación. El islam ha alimentado la paz, las artes, la ciencia y la cultura durante muchos siglos.


La tolerancia mutua entre las religiones es necesaria
Hay ciertos aspectos en los que las religiones no pueden concordar:
a) Las religiones no pueden estar de acuerdo en lo que enseñan sobre los orígenes de la vida humana sobre la tierra, o sobre la vida más allá de la muerte (en la medida en que la haya). Hay temas en los que cada religión tiene su enseñanza y su posición propias. Pero los humanos no tenemos evidencias apodícticas sobre estos temas, que son todavía parte inexplorada del misterio de la vida. Podemos llegar a algunas evidencias que contesten ciertas posiciones tomadas por algunas religiones, como por ejemplo, si todos los humanos descendemos de una misma pareja humana. Algunas teorías antiguas ya no pueden sostenerse hoy, como la existencia del limbo, afirmada antiguamente por los cristianos.
b) No pueden estar de acuerdo las religiones respecto a la naturaleza y las funciones de lo divino, de la suprema realidad transcendente. Puede ser el caso de las doctrinas llamadas dogmas por los cristianos, para las que reclaman certeza sobre la base de una divina revelación recibida o dada por sus fundadores o videntes o líderes. No puede haber acuerdo sobre la doctrina cristiana de que Dios es Trinidad. La atribución de conceptos tales como «persona» o «sustancia» a lo divino sólo es posible dentro de un lenguaje o marco cultural determinado.
c) No puede haber acuerdo tampoco sobre historias, mitos, símbolos, estereotipos, prejuicios… que un grupo religioso tiene sobre sí mismo o sobre los otros. Son la causa de mucha de la falta de entendimiento entre los miembros de las diferentes religiones. Las culturas arrastran esas diferencias de generación en generación. Hace falta clarificarlas, para mejorar las relaciones interreligiosas. Los filtros culturales con frecuencia condicionan el entendimiento de los términos utilizados por las diversas religiones en ambientes culturales diferentes.
d) Que una religión reclame tener en exclusiva la interpretación de la vida o de los caminos de salvación o una posición privilegiada en relación a lo divino es también una fuente de división y de mutua incompatibi-lidad entre las religiones.
e) Las formas de culto y los rituales dependen mucho de sus lenguajes, culturas y formas artísticas, y no tie-nen por qué ser entendidos por otras religiones.


Necesidad de las religiones
Las personas y las comunidades del mundo moderno necesitan de las religiones para resolver muchos de los problemas mundiales. Esto se debe en parte a la naturaleza propia de las religiones, y en parte también a que las religiones todavía tienen una gran influencia sobre la vida de los pueblos y sobre los países. El islam y el cristianismo cubren más de media Humanidad. Las religiones son los más amplios y más antiguos movimientos popu-lares en el mundo moderno. Tienen una influencia sobre personas y sobre los poderes, sin paralelo con otras instituciones de masas. Tienen redes de comunicación que les hacen ahora incluso más influyentes, con la revolución de las comunicaciones. Si las religiones incluyeran en sus liturgias y otras actividades el bien común de la humanidad, tendrían una influencia decisiva en las comunidades. A la vez que lamentamos los conflictos religiosos del pasado, debemos reconocer sus inmensas posibilidades de promover el bien de la Humanidad pre-sente y futura.


Otra relación entre las religiones es posible
1) Cada religión debe hacer un esfuerzo por volver a sus primaria intuición, a sus valores centrales y enseñanzas básicas. Esto podría requerir una reforma interna, una autopurificación y una renovación dentro de cada religión. Internamente, cada religión debería asumir como criterio de corrección sus valores centrales. Por ejemplo: toda enseñanza o práctica que vaya contra el mandamiento del amor fraterno de Jesús, sería considerada como no cristiana; y algo semejante en las demás religiones. El criterio externo sería el bien común de la Humanidad, reconociendo la relatividad de las expresio-nes filosóficas y culturales diferenciales, así como de los malentendidos y antagonismos.
2) Cooperando para el bien común de la Humanidad las religiones podrían desarrollar estudios, reflexiones, meditación, capacitación para la realización de todos. La meditación común podría ser un instrumento poderoso.
3) Las religiones pueden vincularse mutuamente en redes entre ellas y con otras entidades para la realización de los valores centrales.
4) Las religiones pueden agruparse para defender la causa común de la Humanidad por medio de principios morales consensuados contra la tendencia a la desigualdad, la injusticia, el conflicto y la violación de los derechos humanos.
5) Las religiones, juntas (los líderes, los creyentes, sus instituciones), deben participar en la construcción de un nuevo orden internacional de justicia para todos, superación de la violencia, la explotación de los pueblos, la destrucción de la naturaleza…
6) Esto exigiría una actitud responsable de los líderes religiosos actuales, para ser capaces de participar en este gigantesco esfuerzo común.
7) Asia podría ser un significativo lugar de aprendi-zaje en la consecución de esta actitud nueva de la religión, debido a su tradición de tolerancia, las lecciones de sus pasados conflictos, y la evolución del pensamiento y su práctica contemporáneos en la mayor parte de sus países, que mayoritariamente son pacíficos.
«Lo que actualmente necesitamos es el paso de la religión a la espiritualidad. La religión divide, la espiritualidad une. La espiritualidad es el surgimiento de la verdad, el amanecer de la justicia». Manteniendo cada uno nuestra identidad religiosa, debemos volvernos a los valores centrales de cada religión y ponerlos en relación con el amor, la verdad, la justicia y la igualdad en las actuales circunstancias de la vida. Esto «podría abrir el camino a un estado de solidaridad espiritual. Nos daría la llave para abrir las puertas de nuestras respectivas prisiones. Pero depende de nosotros el caminar y forzar esa nueva solidaridad espiritual que impactaría y transformaría nuestra sociedad y marcaría la agenda de la construcción del mundo nuevo» (Swami Angivesh).

   
 


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