Agenda Latino-americana’2001-2002
Concurso de «Páginas
Neobíblicas»
Primer premio:
Relectura actual, en São Paulo, de
Jn 9
Dario Bossi, São Paulo, Brasil
Al pasar, Jesús vio un
adolescente, internado en la FEBEM
Los discípulos preguntaron:
“Maestro, quién fue el que pecó, para que quedase preso,
él o sus padres? Jesús respondió: “Ni de él
ni de sus padres es la culpa, sino esto es para que en él sea oído
el grito que clama por la justicia y la fraternidad”.
Dicho esto, fue a visitarlo, lo
abrazó, y le dijo: “Vuelve a tu casa y a tu comunidad; yo te
envío, y allá algunos estarán esperándote”.
El adolescente volvió, fue acogido
y se sintió libre de verdad, como nunca antes, sin saber bien por
qué…
Algunos vecinos, entonces, y los que lo
conocían de antes y lo llamaban ‘vagabundo’, decían:
“’¿No es éste el que se sentaba ahí, todo el
día sin hacer nada, y aacababa robando cuando alguien lo llamaba?
Unos decían: “El
mismo”. Pero otros decían: “No sé, son tantos…
casi son todos; y todos son iguales, con el mismo pasado y con el mismo
futuro”.
El, sin embargo decía: “Soy
yo”.
Llevaron entonces a los fariseos al
muchacho que estuvo preso en la Febem. Ahora, el muchacho había robado
una moto. Los fariseos le preguntaron cómo era que había salido
de la Febem. Les respondió: “Un Hombre me envió para mi
casa y para la comunidad”. Decían entonces algunos fariseos:
“Ese hombre no viene de Dios, porque no guarda la Ley”. Otros
decían: “¿Con qué autoridad lo envió para su
casa y su comunidad? ¿Cómo es que se le fue al muchacho aquella
pinta de bandido que tenía?”. Y estaban divididos.
Los fariseos, entonces, llamaron a sus
padres, y les dijeron: “Este es su hijo, el que era un ladrón.
¿Cómo es que ahora está aquí y con ese brillo en
los ojos?”
Sus padres entonces contestaron:
“Sabemos que es nuestro hijo y que nació sin futuro. Pero por
qué está aquí ahora con nosotros, eso no lo sabemos.
Tampoco sabemos quién fue el que le hizo volver. Pregúntenle a
él. Ya es un hombre. Siempre fue muy responsable para decidir por
sí mismo”.
Los padres dijeron eso porque
tenían miedo de la Ley, que mandaba prender a todos los adolescentes de
16 años para arriba en caso de alguna infracción.
Entonces llamaron de nuevo al adolescente
y le preguntaron: “¿Y cómo fue que te envió a tu
casa y a tu comunidad?”.
El respondió: “Ya se lo he
dicho, pero ustedes no me escuchan. ¿Para qué quieren
oírlo de nuevo? ¿Es que quieren aprender de él y de sus
amigos?”
Entonces se pusieron a insultarlo, y
dijeron: “Amigo de él lo serás tú. Nosotros somos
amigos de la Ley y del poder”. Respondió el adolescente: “Es
espantoso: ustedes tienen poder y dinero, y sólo actúan con
violencia y oportunismo. Jamás ustedes han conseguido recuperar:
sólo condenar. Sin embargo, este Hombre y sus amigos, me han devuelto el
brillo en los ojos…”.
Ellos dijeron: “Naciste ya un
vagabundo, ¿y nos quieres dar lecciones?” Y lo expulsaron.
Jesús oyó decir que lo
habían expulsado. Le salió al paso y le dijo:
“¿Tú crees en el Dios Humano?
El respondió: “Hasta ahora
sólo he conocido a un Dios distante, vengativo, amenazador, lleno de
reglas…”.
Jesús le dijo: “Tus ojos,
hoy, han visto al Dios Humano”.
Exclamó él: “¡Creo, Señor!”. Y se dejó abrazar de nuevo.