Agenda Latinoamericna’2002

Páginas 22-23

 

 

 

En el umbral del milenio

José Comblin

 

 

El nuevo milenio empezó con un acontecimiento histórico: el encuentro mundial de Porto Alegre. Este fué la señal del comienzo de una nueva época. De 25 a 30 de enero de 2001, 20.000 delegados de miles de Organizaciones No Gobernamentales juntaron–se para presentar soluciones alternativas a la actual sociedad neoliberal impuesta por Estados Unidos con el apoyo de casi todos los gobiernos del mundo, a la totalidad del universo. Durante toda la década de los 90 el modelo neoliberal conquistó el mundo intelectual, político y económico casi sin resistencias populares.

Sin embargo, ya en Seatlle en diciembre de 1999 vigorosas protestas de miles de manifestantes lograron llamar la atención del mundo de los dominadores, llegando al punto de impedir que, en una reuniõn de los Grandes, la Secretaria de Estado de Estados Unidos pudiera tomar la palabra. En 2000, hubo varias concentraciones internacionales para manifestar hostilidad a las reuniones de los poderosos, una de ellas en la misma ciudad de Washington. Y ahora, por primera vez, se reúnen delegaciones no de los gobiernos, sino de los pueblos, para proponer otra sociedad.

Fue un primer encuentro todavía muy espontáneo, pero permitió que los dominadores se dieran cuenta de que el movimento crece en el mundo entero para condenar el modelo de sociedad actual y organizar movimientos de resistencia ofreciendo alternativas. Es una gran señal de esperanza, porque se venció la impresión de que el modelo neoliberal era inevitable, “el único posible”. Fué como una nueva movilización de los pueblos, y sin duda tendrá repercusiones. La resistencia va a crecer.

El Primer Mundo está desconcertado. Las elecciones americanas coincidieron con el anuncio de una verdadera recesión en la economía norte-americana. Los medios financieros mundiales no saben qué hacer. El nuevo presidente inaugura su mandato en ambiente de preocupación y para algunos de angustia. Los capitales empiezan a temer. En Japón la crisis económica y política no encuentra soluciones. El país perdió confianza en sí mismo. En Europa la resistencia al modelo neoliberal impuesto por las nuevas entidades europeas va creciendo. El malestar de la agricultura y de la ganadería con los escándalos de las vacas locas y otros, muestra que algo está gravemente equivocado en el sistema de producción del Primer Mundo.

De ahí no se puede concluir que los Grandes, ahora arrepentidos, mostrarán más inclinación para ayudar al Tercer Mundo. Al revés. Las elecciones norte-americanas llevaron al poder a un presidente republicano decidido a comprometer mucho menos todavía Estados Unidos en los problemas del mundo de los pobres.

Militarmente el nuevo Secretario de Estado, que fué el articulador de la guerra del Golfo, es gran defensor de la teoría del “zero muertos”. O sea, Estados Unidos sólo intervendrá militarmente en los problemas y las guerras del mundo si tienen la seguridad que no morirá ningún estadounidense. Sus intervenciones serán exclusivamente aéreas, según el modelo del Golfo y de Kosovo. Estados Unidos dejará que los pueblos en conflico se maten mutuamente sin intervenir. Creen que fue muy bueno el no haber intervenido en Rwanda para impedir el genocidio de 1 millón de tutsis. Si hay nuevos genocidios, el Primer Mundo no se moverá.

Europa se retira más y más del resto del mundo. Se transforma en una provincia aislada con menos pretensiones mundiales y cuidando de sus propios problemas. No parece estar en condiciones de desempeñar un papel importante en las relaciones mundiales.

Para Estados Unidos, el problema mundial más importante es el petróleo. Sienten que el petróleo árabe está muy inseguro. Quieren diversificar sus importaciones. A eso se atribuye el “Plan Colombia”. Colombia es un gran exportador de petróleo para Estados Unidos. Por eso, conviene que haya suficiente seguridad en el país. Entonces, el Plan Colombia va a reforzar las fuerzas armadas colombianas. El pretexto es la guerra contra el narcotrafico. En realidad es una guerra contra la guerrilla, y muchas de las armas ofrecidas o vendidas para el Plan Colombia caerán en manos de los paramilitares.

La situación de Colombia preocupa a Estados Unidos, que quisieran que hubiera una fuerza armada conjunta de los países latino-americanos para luchar contra el narcotráfico en ese país. Están decididos a no enviar ningún soldado americano a una situación tan peligrosa. Por eso, quisieran que fueran otros quienes fueran a morir ante las armas de los narcotraficantes, en lugar de ellos. Hasta ahora las naciones latino-americanass no manifestaron ningún entusiasmo por ello, y nadie se movió.

 

En Africa Estados Unidos quiere reforzar el poder militar de Nigeria y Gana. Nigeria es también uno de los grandes exportadores de petróleo. Además, los estadounidenses quisieran que los nigerianos fueran la fuerza de policía de Africa para mantener el orden en el continente.

 

En América es probable que el nuevo gobierno norteamericano insista en precipitar el tratado de livre comercio de América (ALCA). Hay resistencia por parte de Brasil que teme ser reducido a un país pequeño si se integra en el sistema norte-americano. Brasil tendría que renunciar a la ambición de liderar un bloque distinto cuyo núcleo sería el Mercosul. Los países pequeños creen que la integración en la economía norteamericana es la única solución. La experiencia de México les parece positiva. Ecuador y El Salvador ya adoptaron el dólar como moneda nacional, mostrando así el ejemplo.

La idea dominante en el mundo de hoy es que los países que no tienen petróleo dejan de tener importancia. Forman el “mundo inutil”. Están abandonados a su suerte. En Africa hay guerra en Sierra Leona, Liberia, Congo, Angola, Rwanda, Burundi, Sudán, Uganda, Somalia, Eritrea; hay conflictos graves y violentos en Senegal, Costa de Marfil, Nigeria, Tchad… para citar los más importantes. Eso ya no conmueve a los privilegiados del mundo. Dejan que se maten. Venden armas a todos los combatientes y les compran sus diamantes.

Indonesia está en vías de desintegración. Hay conflictos violentos en Borneo, Molucas, Sumatra. En Asia, toda la parte que estaba en el Imperio soviético está sin equilíbrio y en cualquier momento puede suceder cualquier cosa. Tambien las repúblicas del Cáucaso están en estado de conflicto latente o abierto. El Kurdistán continúa luchando para conquistar su independencia. Afganistán está en guerra permanente. Todo eso es parte del mundo inútil. El mundo interesante es el mundo del petróleo. En donde hay petróleo nace una clase de magnates de extrema riqueza y el pueblo continúa en la misma miseria. En América latina tenemos los ejemplos de Venezuela y Ecuador.

Lo que en otros tiempos se llamaba “ayuda al desarrollo”, ahora prácticamente desapareció. Todavía subsiste la ayuda militar, pues un mundo en guerra necesita muchas armas y el comercio de las armas es uno de los más importantes, con el de las drogas y del petróleo. En medio de esto, las Naciones Unidas se muestran muy débiles porque sólo pueden actuar com la bendición de Estados Unidos.

En América el mundo indígena continúa al frente de los combates. Es la parte más dinámica de la sociedad. En Chile, Bolivia, Ecuador los indígenas se muestran activos y en Brasil la celebración de los 500 años de la conquista de los portugueses les dio oportunidad para manifestar sus protestas y sus reclamos.

Más importante que todo fue la marcha zapatista de Chiapas a México y la gran concentración en el Zócalo el 11 de marzo de 2001. Esta será tal vez vista un día no sólo como la fecha más importante del año, sino de la década y de una larga época. La presencia del Ejercito zapatista en México cambia la historia. Aún habrá muchas etapas en la lucha de emancipación de los pueblos. Pero esta fecha es una gran señal.

 

¿Qué pasa en la Iglesia?

Desde 1997 la Iglesia se dedicó sobre todo a la celebración del jubileo. En Roma hubo un programa muy bien elaborado que dio a la Iglesia romana el sentimiento y el consuelo de un gran prestigio. Millones de personas fueron a Roma a buscar las indulgencias y a venerar al sucesor de Pedro, entre ellos muchos latinoamericanos. En sus escritos y discursos el Papa parece haber considerado el jubileo como el momento culminante de su pontificado.

En todo caso la “campaña electoral” empezó en Roma. La creación de 44 nuevos cardenales la puso en marcha. El número de candidatos aumento, pues entre los nuevos cardenales hay algunos que creen que son candidatos. Por su parte, los cardenales de Curia hacen su política personal. El cardenal Ratzinger continúa molestando al padre Dupuis atribuyéndole las herejías que el combatíó com mucha inteligencia. El cardenal Medina quiere levantar de nuevo un muro entre el clero y el pueblo en la liturgia. Hay un ambiente de fin de pontificado.

En América Latina la mayoría de los nuevos cardenales eran esperados porque ocupan sedes de tradición cardinalicia. Entre las sorpresas que fueron agradables hay que citar al cardenal hondureño que dejó buenos recuerdos en el CELAM. Por el contrario, hay peruanos que ya sabían lo que les esperaban, y lo encuentraron amargo. La caída de Fujimori pode parecerse a un juicio de Dios, pero se preguntan si el cardenal va a entenderlo en esa forma.

En Europa, el movimiento de protesta va creciendo. Desde la Edad Media nunca hubo movimiento semejante. Millones de católicos, de los más activos y más fieles a la Iglesia se empiezan a impacientarse. Crece la impresión de que la Iglesia romana ya no tiene rumbo: quiere mantener y aumentar su poder espiritual, pero es un poder sin efecto, pues es un poder que impone por imponer. El poder romano es siempre más negativo, represor, condenatorio, pero no abre caminos nuevos hacia el porvenir.

Como decía G. Baum, la Iglesia puede tener dos regímenes: un régimen de administración y un régimen de evangelización. El Papa multiplicó los llamados a la evangelización, pero impuso con mano de fierro un régimen de administración. Ni los obispos, ni los sacerdotes, ni los religiosos ni los laicos son preparados p[ara evangelizar, sino más bien y muy claramente para administrar las comunidades existentes.

En 22 años el Papa ha reforzado todas las defensas de la Iglesia en contra de los “errores” de los tiempos, pero parece pensar que evangelizar es imponer la verdad. Sucede que la humanidad hoy día ya no soporta fácilmente tales métodos. Los que se alegran son los fanáticos, y inseguros, que quieren saber toda la verdad en fórmulas claras.

En un régimen de administración se levantan muros para evitar la comunicación con los demás, y, en esa forma, evitar la contaminación. Pero estos mismos muros impiden también la evangelización. Aumentan el miedo de los católicos y les aparta de los demás. El Papa predicó el ecumenismo pero no hizo ninguna modificación concreta en la estructura de la Iglesia para hacerla más aceptable a los otros cristianos. El ecumenismo permanece en lo simplemente afectivo. Igualmente, en lo que se refiere a las relaciones com las otras religiones no cristianas. El Papa parece pensar que el ecumenismo consiste en que los demás se sometan a la disciplina católica tal cual. Es poco probable que esto tenga éxito. La fría recepción en Grecia es una señal y las frías relaciones com la Iglesia rusa, y aun con el Consejo Mundial muestran que no se ha dado ni un paso concreto en 20 años

Al revés, en materia de control doctrinal la Iglesia católica se hizo más exigente todavía, y la manera como son tratadas las mujeres en la práctica desmiente todas las bonitas declaraciones: no se ha dado ni un paso para darles más poder a las mujeres en la Iglesia. De ahí la impresión de que Roma quiere sólo una Iglesia hecha de fanáticos como los del Opus Dei o los Legionarios de Cristo.

Hace poco, en una conocida revista francesa se decía en un reportaje: “tenemnos la impresión de que ya no hay episcopado en Francia”. Se podría decir lo mismo en otros países. En la era de la comunicación, se esperaría que los obispos se mostraran, hicieran gestos que llaman la atención. Al contrario, se portan como monjes solitarios viviendo en la montaña. Esto crea un malestar muy grande, por ejemplo, en lo que se refiere a los criterios para escoger a los obispos.

 

Algunos creen que la Iglesia se muestra muy discreta, para no decir silenciosa en esta hora de la historia. ¿Ella também habría abandonado el “mundo de los inútiles”?

Los “movimientos” siguen creciendo y ocupan siempre más espacio. Desafortunadamente ellos representan más bien las clases medias o altas y no se preocupan mucho por las masas pobres.

Las Iglesias neo-pentecostales se desarrollan en un ritmo increible. Practican siempre las recetas aprendidas en Estados Unidos. Tratan a los pueblos como un gran mercado, conocen y aplican muy bien las reglas del marketing de una manera que despierta la envidia de varios predicadores católicos. Abandonan los rasgos arcaicos de los primeros pentecostales, saben usar no sólo los recursos de las nuevas tecnologías, sino también las últimas modas de la juventud. Predican la teología de la prosperidad y saben conseguir plata, mucha plata. Según ellos los dones de Dios se pagan, y se pagan caros. Es difícil no reconocer en el neo-pentecostalismo una corrupción del pentecostalismo anterior.

 

En América Latina la gran noticia es México. Com la victoria de Vicente Fox en la elecciones presidenciales, la derecha católica, el Opus Dei, los Legionarios de Cristo… llegan al poder. Sin duda lograrán hacer de México una fortaleza católica. Pues, por coincidencia o no, las vocaciones sacerdotales y religiosas se multiplican tanto en México que en diez años más México podrá enviar misioneros al mundo entero. Todo indica que esta nueva Iglesia mexicana tendrá gran importancia política y eclesiástica y podrá liderar no sólo América Central, sino también toda América Latina

La Iglesia todavía no siente las repercusiones de la oposición que se moviliza en contra de la sociedad neoliberal. Sin duda, dentro de esta decada, el desafío va a manifestarse y entonces la Iglesia no tendrá otra salida. Va a tener que reaccionar. ¿Será en el sentido de consolidar una alianza con los poderes según el nuevo modelo mexicano? ¿O será en el sentido de defender la causa de los pobres y dar el significado cristiano al movimiento de sublevación global en contra del modelo neoliberal, como habría sido en Brasil hasta hace unos pocos años? Ya veremos.

De todos modos no hay duda de que el nuevo Papa tendrá un influjo decisivo. La Iglesia latino-americana sigue de modo muy estrecho los orientaciones de la Iglesia romana. Si ésta cambia, ella- no hay duda - cambiará imediatamente también. Pero ¿cambiará?