Premio del Concurso «Forjando relaciones justas»
Patrocinado por CANTERA y la Agenda
Latinoamericana
Aprendiendo a convivir
Otra relació de género es posible
Úrsula SANTACRUZ CASTILLO
El otro mundo al que aspiramos, aquel en el que las personas
puedan ejercer plenamente sus capacidades, que lleven a alcanzar el desarrollo
humano, requiere como condición previa que las mujeres accedan
a los mismos derechos, oportunidades y responsabilidades que los hombres,
en condiciones de igualdad. Derechos y oportunidades que han sido negados
por el modelo patriarcal vigente en el transcurso de la historia, que
no sólo ha perpetuado las desigualdades entre hombres y mujeres
sino que las ha agudizado. En el caso de las mujeres, la invisibilización
y la subordinación a que han sido sometidas -en razón de
su sexo- les ha configurado una identidad en función de su rol
reproductor, del cual a muchas mujeres aún les es difícil
desprenderse.
Redefinir los roles de hombre y mujer considerando
la diversidad de masculinidades y feminidades. Esto conlleva cuestionar
y modificar las creencias, normas, valores y estereotipos creados en torno
a lo que debe ser un hombre o una mujer y que fomentan mecanismos reproductores
de la desigualdad. Los agentes socializadores como familia, escuela, comunidad
y medios de comunicación juegan en este aspecto un papel clave. Una educación centrada en las personas, basada
en la coeducación, la tolerancia y la no discriminación. Distribuir equitativamente las tareas y responsabilidades
en el hogar, de tal manera que se alivie a la mujer de la carga doméstica.
Todo ello dentro de un marco de relaciones igualitarias y democráticas. Crear nuevos espacios y rasgos diferenciales que
no supongan desvalorizaciones porpertenecer a determinado género,
tarea a ser asumida por hombres y mujeres de manera conjunta. El control y la responsabilidad -por parte de la
mujer- de su propia vida, cuerpo, emociones y sexualidad. El desarrollo,
expresión y valoración de la afectividad en el hombre. La igualdad formal conseguida a través de
las leyes debe hacerse efectiva mediante la promoción de políticas
públicas con enfoque de género y de instituciones democráticas
que creen las condiciones para el pleno desarrollo de las potencialidades
de las mujeres. La sensibilización y formación de los
actores sociales y económicos implicados, así como de los
responsables de la planificación, desarrollo y evaluación
de políticas de los estados. La participación igualitaria de la mujer en
los procesos de toma de decisiones, unida a un proceso de concienciación
entre las mujeres como colectivo . El acceso de la mujer al trabajo en condiciones de
igualdad con una adecuada formación y calificación. El acceso de la mujer a la propiedad de la tierra
y los bienes. Reescribir la historia de la humanidad desde una
perspectiva de género, visibilizando la presencia de la mujer y
el papel decisivo que ha tenido en las diferentes etapas de la historia. Acabar con todas las formas de violencia que se ejercen
contra la mujer justificadas por factores culturales, religiosos, étnicos
o sociales. Reconocer y valorar la diferencia como distintivo
del principio de igualdad. La equidad de género representa una posibilidad de transformación política, social y cultural que compromete las relaciones entre lo privado y lo público, entre el estado y la sociedad civil, y por lo tanto requiere por un lado la voluntad política de quienes tienen en sus manos la toma de decisiones a nivel institucional para la puesta en marcha de políticas en pro de la igualdad, y, por otro lado, del compromiso y militancia activa de todas aquellas organizaciones, agentes sociales y grupos que llevan a cabo todo tipo de programas, acciones e iniciativas orientadas a concienciar y promover un cambio de mentalidad y el acceso de las mujeres a oportunidades en igualdad de condiciones; así como establecer mecanismos de vigilancia y control ciudadanos para velar por el cumplimiento y ejercicio de los derechos humanos de mujeres y hombres. Todo ello sólo será posible en la medida que se vaya construyendo un nuevo orden nacional y global en el que predominen los valores de justicia social, equidad, solidaridad, democracia y paz.
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