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Aunque la filosofía del lenguaje y
la filosofía social no suelen pensar en ello, es obvio que una
reflexión sobre el imperialismo incluye una reflexión sobre
las lenguas, y que una reflexión sobre las lenguas incluye una
reflexión sobre el imperialismo lingüístico. La lengua
en la que se escribe este artículo es la lengua de millones de
personas porque hubo un tiempo en que estuvo ligada a la expansión
mundial de un imperio, de su cultura y de su religión. En la actualidad,
la imposición imperial puede tomar otras formas de dominio no declaradas,
que no abarcan solamente las esferas económicas, militares y políticas,
sino también la comunicativa, cultural y social.
El imperialismo lingüístico está presente en todas
estas esferas, tanto a través de la forma (la lengua que se usa),
como a través del contenido (los valores que se transmiten con
esa lengua). La lengua dominante da lugar a una forma oculta pero eficaz
de discriminación que Skutnabb-Kangas denomina “lingüicismo”.
El lingüicismo establece una división social entre individuos
y grupos bajo el criterio del lenguaje, distinguiendo entre quienes tienen
acceso en grados diversos al lenguaje dominante y quienes lo ignoran.
Esto es verdad para todas las lenguas dominantes en cada época
de la historia, ya se trate de las lenguas “nacionales” de
una determinada zona del mundo, de las antiguas lenguas coloniales (francés,
español, alemán), o del papel preponderante del inglés
en la actualidad.
La situación dominante del inglés en la actualidad está
ligada a sus orígenes sociales y económicos, al colonialismo
británico y al dominio mundial de Estados Unidos. No sólo
el inglés está por todo el mundo, sino que casi todo está
en inglés. Diversos factores contribuyen a su expansión:
el dominio en los negocios, las diferentes políticas extranjeras
de los países más poderosos (angloparlantes en su mayoría),
las políticas de planificación del lenguaje por el resto
de los estados, la cultura popular (con la industria de la música
y del cine, la macdonalización, etc.) y la tecnología de
la comunicación que utiliza por principio el inglés en la
electrónica y en internet.. No se trata solamente del dominio de
esta lengua, sino del negocio que ello significa. Por sólo mencionar
algunos datos: las exportaciones en libros de inglés significaron,
en 1988, unos beneficios de entre 70 y 170 millones de libras esterlinas;
los exámenes de TOEFL, 9.5 millones; la formación de profesores
de inglés, 6.25 billones.
El inglés, como cualquier otra lengua dominante, es una barrera
social en la educación, el mercado laboral y la movilidad social,
pues favorece a la élite que lo tiene como lengua nativa o que
puede costearse su estudio. De hecho, el estudio del inglés resulta
enormemente caro, y solamente es accesible para la minoría que
puede pagarse desde la infancia estudios en el extranjero o en colegios
de élite en el propio país. Para los adultos, el dominio
completo del inglés (o de cualquier otra lengua “nacional”
extranjera) está prácticamente vedado. El nuevo hablante
siempre mostrará defectos en su acento, vocabulario, etc. Tenemos
así una situación lingüística internacional
esencialmente antidemocrática: los hablantes de la lengua imperial
son privilegiados desde su nacimiento, mientras que los otros solamente
pueden alcanzar un nivel equiparable mediante largos años de estudio
y grandes desembolsos económicos.
Por otra parte, el dominio de una lengua sobre las otras provoca a un
genocidio lingüístico, que consiste en la desaparición
progresiva de cientos de lenguas, con toda la riqueza cultural que contienen.
Quienes se han sorprendido al ver una película sobre Jesús
donde los personajes hablan arameo, posiblemente no sepan que esta lengua
milenaria es todavía una lengua viva, y sin embargo muy próxima
a la extinción. Esta extinción no la causa solamente el
inglés, sino también otras lenguas “mayoritarias”,
normalmente consideradas lenguas “nacionales”, impuestas de
formas más o menos sutiles por diversos Estados. Esto favorece
obviamente a las élites, que no sólo suelen ser las que
usan las lenguas “nacionales”, sino también las que
pueden acceder al aprendizaje del inglés. Las minorías,
incluso cuando logran mantener una lengua marginada, se ven privadas de
la identificación plena con la misma, no pudiendo leer ni escribir
en ella. De ahí resulta un enorme empobrecimiento cultural, tanto
en la falta de dominio de la propia lengua, como en el continuo préstamo
de términos extranjeros, muchas veces innecesarios.
Como Canagarajah y Pennycook subrayan, no es el idioma por sí mismo
el que provoca esta situación injusta, sino la estructura que hay
detrás. Sin un cambio en las estructuras económicas, sociales
y políticas, difícilmente puede haber una democratización
lingüística. Sin embargo, este cambio no tiene por qué
comenzar desde arriba, en los Estados nacionales o en las Naciones Unidas.
Es un cambio que puede comenzar desde abajo, en nuestra práctica
cotidiana, usando una lengua alternativa. Nadie niega la conveniencia
de tener una lengua internacional. Lo que se niega es que esa lengua tenga
que ser una lengua nacional, dando lugar así a una situación
antidemocrática. Phillipson y Skutnabb-Kangas proponen una “ecología
del lenguaje”, creando un marco en el que quepa el multilingüismo,
la diversidad lingüística, la igualdad en la comunicación,
la enseñanza aditiva de idiomas, junto con otros valores como la
democracia, los derechos humanos y el crecimiento sostenible.
El esperanto nació en el año 1887 con la pretensión
de responder a estos problemas. En la actualidad, basta una exploración
en Internet para caer en la cuenta de que el esperanto es una lengua viva,
hablada por miles de personas en todo el mundo. El esperanto disfruta
incluso de una literatura importante, en la que destacan poetas como Kalocsay
o Auld. La bella sonoridad del esperanto posiblemente ha facilitado este
florecimiento literario. También existe un número considerable
de personas cuya lengua materna es el esperanto, normalmente nacidas en
matrimonios entre esperantistas de diferentes países. Sin embargo,
el esperanto no pretende convertirse en una primera lengua que desplace
a otras lenguas. Tales casos permanecerán como excepcionales. El
esperanto aspira solamente a convertirse en una lengua internacional auxiliar,
que posibilite la supervivencia de todas las lenguas del mundo y de sus
culturas. Cada persona podría conservar su lengua materna, por
minoritaria que fuera, al mismo tiempo que podría comunicarse con
cualquier otra persona en esperanto.
Una ventaja clara del esperanto respecto a otras posibles lenguas internacionales
consiste en que el esperanto no es una lengua “nacional”.
Tal y como define McKay, una lengua internacional ha de estar totalmente
desvinculada de nación alguna, de tal manera que los estudiantes
de ella no estén obligados a interiorizar ninguna norma cultural
propia de los nativos de esa lengua. Quien aprende inglés, aprende
al mismo tiempo los valores y la forma de vida de los angloparlantes,
especialmente de los ingleses y norteamericanos. Quien aprende esperanto
aprende sobre un mundo abierto, lleno de culturas diversas. Los estudiantes
de esperanto no están obligados a pensar ni a expresarse como los
hablantes de otro país. Pueden seguir siendo ellos mismos, incluso
cuando se expresan en esperanto.
Esto supone obviamente una ventaja para los traductores: un texto traducido
al esperanto está mucho más cerca de la lengua original
que cuando se traduce a cualquier lengua “nacional”. Traducir
al esperanto no es trasladar a otra cultura, sino hacer la propia cultura
transparente a quienes hablan otras lenguas. De hecho, quienes traducen
al esperanto suelen ser quienes hablan la lengua original en la que se
compuso la obra, a diferencia de lo que sucede normalmente en otro tipo
de traducciones. Las ventajas que esto implica a la hora de entender profundamente
a los otros son enormes.
Otra ventaja del esperanto consiste en la facilidad de su aprendizaje.
Treinta horas de estudio posibilitan un dominio básico. Con el
esperanto, no son necesarios grandes gastos ni largas estancias en el
extranjero para alcanzar la competencia lingüística. El esperanto
puede ser dominado por autodidactas, sin necesidad de acudir a clases.
Esto significa una democratización auténtica, en la que
todos están situados al mismo nivel lingüístico, sin
que haya unos hablantes privilegiados. Todos pueden aprender, y todos
pueden llegar fácilmente a dominar la lengua. A diferencia de lo
que sucede en inglés, donde las conversaciones se terminan allá
donde termina el dominio del inglés de cada hablante, en esperanto
no hay límites para la comunicación.
Ciertamente, el esperanto no es perfecto. Sin embargo, es la lengua internacional
artificial que ha funcionado mejor, y que tiene un mayor número
de hablantes en todo el mundo. Resulta difícil pensar en una democratización
del orden mundial que no incluya una democratización lingüística
como la que posibilita el esperanto. Resulta difícil pensar una
posición consecuentemente antiimperialista que no se tome la molestia
de dedicar unas horas al esperanto... tiel bela lingvo.
http://www.esperanto.net: información,
cursos gratuitos, etc.
http://eo.mondediplo.com: Le monde
diplomatique gratis.
http://www.idnetwork.nl/central/esp:
El programa que comunica a pueblos indígenas de todo el mundo por
el esperanto.
http://www.gxangalo.com: el más
conocido diarios electrónico.
http://www.esperanto.se/virtuala/gazetoj.html
http://www.osiek.org/aera: emisoras
de radio con esperanto
http://donh.best.vwh.net/Esperanto/Literaturo/literaturo.html:
http://ameriko.org/nesto/nesto-es.htm
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