Ir a fondo

Adolfo Pérez Esquivel

 

Argentina vive momentos difíciles y de suma gravedad. Se necesita mucha serenidad y coraje para asegurar que los próximos pasos del gobierno, como del Congreso, de los gobernadores, los grupos económicos, los bancos, las fuerzas de seguridad, aporten a la rectificación del rumbo y al respeto pleno a los derechos humanos de toda la población.

El pueblo sufre niveles de hambre y empobrecimiento como nunca en su historia, producto de las políticas aplicadas desde hace más de una década por exigencia del Fondo Monetario Internacional. Políticas que han tenido como objetivo prioritario el servicio de una deuda externa caracterizada por la propia Justicia argentina como ilegítima, la desindustrialización y desnacionalización de la economía y la concentración de la riqueza en cada vez menos manos. Sufre además las terribles consecuencias culturales y políticas de esta receta neoliberal, entre ellas la entrega de la soberanía, el vaciamiento de la política y la institucionalidad democrática y una fuerte crisis de identidad y de valores.

En el tiempo que lleva el actual presidente no ha modificado esas políticas, por más que han demostrado su rotundo fracaso y pese a que el pueblo le sigue diciendo ¡BASTA! Hasta el momento no ha tratado de buscar alternativas genuinas sino implementar medidas de contención que llevan a la incertidumbre y agudización de los conflictos y no a la solución de los problemas que el pueblo espera y necesita con urgencia.

Para abrir una puerta a la esperanza, es necesario cambiar de rumbo. Seguir gobernando para el Fondo Monetario Internacional, los grandes centros de poder económico y militar que representa y sus aliados criollos, o privilegiar los derechos del pueblo al empleo y un salario digno, a educación, salud, desarrollo cultural y democrático y a libertad y autodeterminación.

El pueblo se rebela porque está harto de tantas claudicaciones, de la corrupción y el saqueo sin piedad. Se moviliza de mil maneras porque sabe que otro país es posible y está empeñado en construirlo. Estamos a tiempo todavía para rescatar la dignidad y el futuro de nuestro país. Sólo falta la decisión política de dejar de lado las pretensiones imperiales de EEUU, el FMI y sus cómplices locales, e iniciar los cambios de fondo que aseguren el respeto a la Vida y la dignidad de la población.

24 de abril de 2002